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Capitulo N°44 – “Hechos inevitables” Luego una mañana muy activa, el quinto día fue compuesto por una serie de hechos que, si bien no pudieron ser evitados por no poder ser previstos, alteraron las cosas tanto para Yesyca como para el resto de los integrantes de ese entretenido juego, sobre el cual está basado este disparatado relato. Alicia le preparó de almuerzo pasta a la joven adolescente, quien a pesar de insistir en que no tenía hambre, era, según la amable señora, una muchacha que aun estaba en desarrollo, por lo cual, debía comer. Ante la presencia de Erika, quien sí

En el capítulo anterior de…Las Crónicas de Azeroth… “Muy bien, solo queda…uno”. Nodarel dijo después de ver a Nailock quien intenta romper el hielo de su brazo con una roca. “No quiero dejarte así Alexandros, pero… ¿crees que puedes con él?”. Nailock pregunto como si estuviera cometiendo un grave error. “Si…eso creo”. Alexandros respondió con una sonrisa, “(¡a quien engaño, por supuesto que no!), estaré bien, debes alcanzar a Gabriel, ¿no?”. “…cierto…suerte”. El guerrero empieza a correr

EL DUELO "La inteligencia consiste no sólo en el conocimiento, sino también en la destreza de aplicar los conocimientos en la práctica” Aristóteles Su mano asió la empuñadura de la espada, estaba fría al igual que el filo de la hoja que se extendía amenazante hacía arriba. El destello del brillo fue a perderse entre ambos contrincantes, mas luego de echar varias miradas de fuego, extendiendo la mano como águila que esgrime las garras para tomar su presa, dijo: - ¿Es que acaso no comprendes muchacho que no se me puede destruir?... – Sonrió, dejan

Un pedazo tuyo Derik abrió los ojos grande. - Son los pedazos, no puede ser, no puede ser… Quedó atónito al instante se desmayó. Ketsur y Shikrey  se acercaron al él. - Ellas son parte de tu vida. Shikrey tocó la frente de la leona. Kion miraba fijamente como si hubiese visto lo más raro en el mundo, y tal vez lo era…. - ¿Reconoces eso? – preguntó Okari. - Le pasó el cascabel a Kumi. Una vez cada diez eras pasa eso. - Serán las guardianas de él – dijo Saiebi. - ¿De quién era guardiana ella? - No lo sé. - Sonará cada vez que lo ne